La novela reconstruye la historia de las relaciones entre el poeta y escultor
José Fernández-Arroyo y una joven alemana, Edelgard Lambrecht
a partir del diario del artista
y la correspondencia de Edelgard, mantenida entre los años 1949 y 1953.
Se enmarca y completa con el viaje del narrador a Alemania con la
finalidad de conocer los lugares en donde vivió la joven y encontrar los
datos que proporcionen la visión desde su perspectiva. Este doble
tiempo (presente-pasado) y doble y hasta triple ángulo (narrador / José
Fernández / Edelgard) es sutilmente usado como parte de la fábula y
viene a cumplir, en un juego metaliterario, el impulso interno de lo que
se cuenta hacia su necesaria construcción como novela.
En
La sonrisa robada hay una historia de amor intenso y hermoso
que marca la vida de los protagonistas, pero también mucho más. Es
también la historia de un sueño que impulsa al protagonista y atrapa al
lector, un viaje hacia los sentimientos y hacia la ilusión que mantiene
una vida en medio de la devastación propia de una postguerra como la de
la II Guerra mundial. Abella nos guía por el extraordinario viaje que
lleva a un joven desde la España de los primeros años de la gris
dictadura franquista hasta la Alemania que intenta reconstruirse pero
vive marcada por las huellas de la guerra en todos los sentidos: el
pasado nazi, la irrupción de los soldados soviéticos y la desmembración
del país y el presente de Edelgard en el que no todos podrán encontrar
un hueco en la nueva realidad. Es un triple viaje: el del narrador, el
del protagonista y el de toda una generación de europeos, contado desde
una perspectiva poco frecuente. Un riesgo asumido por el autor del que
ha salido con éxito gracias, en gran medida, a una narración precisa no
exenta de lirismo y pasajes sobrecogedores. Los inicios de cada capítulo
son magníficos. Todo, además,
lleno de referencias musicales que potencian lo contado.
La sonrisa robada, sin duda alguna, es una novela atractiva para
un lector muy variado: atrapa por el argumento -una gran historia de
amor-, por las dosis de intriga con las que se desgrana, por la
profundidad del análisis de los sentimientos más nobles en tiempos
violentos y poco propicios, por la reconstrucción individual y colectiva
de una Europa que sale de un conflicto tan brutal como fue la II Guerra
mundial y por el estilo narrativo.
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