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lunes, 29 de marzo de 2010

RESEÑA CRÍTICA: "Unas pocas palabras verdaderas"


por Francisco Alcántara

Un libro de cuentos que sólo se puede comprar por Internet

Para José Antonio Abella (Burgos, 1956), las palabras tienen un ‘poder salvador’. No se las lleva el viento, como afirman muchos, porque son el espíritu de lo que somos.


Este pensamiento, tan simple como complejo, lo va salpimentando el autor en todos los cuentos de este libro y el lector los interioriza como una pomada que envuelve cada una de las historias que va descubriendo. Es tal la complicidad escritor-lector que, por momentos, se llega a sentir que es el propio Abella quien va desgranando los relatos en torno a una mesa camilla.

Ahí radica una de las muchas virtudes de este narrador: atesora el poderoso don de saber trenzar historias. Ya lo apunta en uno de los cuentos más logrados ‘La ceguera del escribano’, cuando el protagonista elucubra sobre la calidad de un texto literario, “lo que si sé, todos en este oficio lo sabemos, es que con un par de páginas, o con menos, con tres líneas, ya uno se da cuenta si el estilo es una mierda. Y cuando el estilo es una mierda, la historia importa poco”.

‘Unas pocas palabras verdaderas y otros falsos relatos’ es un conjunto de 17 cuentos, con el que inicia su actividad literaria la editorial Isla del Náufrago, que no se pueden leer de un tirón.

Son tan intensos, que hay que reposarlos, masticarlos, darles una vuelta en la cabeza y recrear los sorprendentes y deslumbrantes finales

Algunas historias, como desvela el autor en el prólogo, hasta son totalmente reales. El hilo argumental parte de un sucedido que llegó al oído de José Antonio Abella. Nos podemos imaginar al escritor, médico de profesión, en su consulta, escuchando lo que le cuenta el paciente y tomando notas, no para recetar una pócima, sino para no olvidar la fantástica historia que acaban de descubrirle. Es el caso de ‘Piernas’. Un cuento sobre el desamor con un final tan trágico, como insólito y redondo. El destino une lo que los sentimientos destejieron… “que le doliera algo que ya no tenía, le sigue pareciendo una metáfora perfecta del amor perdido”.

El amor, el desamor, la amistad, la traición, los hurtos literarios, el destino, construyen el armazón de estas páginas que tienen hueco para abordar el sentido de la vida, evocado en otro sugerente cuento, ‘El fin de las palabra’. Un abuelo que reescribe la Biblia cada noche en su cuaderno y cuando sus nietos le preguntan sobre la razón de esta afición, exclama, “Cagüendiosla…, para qué sirven las palabras”.

La respuesta la encontrará un poco más adelante el lector en ‘Juan, hijo de Juan’…”las palabras se quedan dentro de uno, trabajando en la cabeza, construyendo pensamientos”.

En ‘Alma errante’ nos envuelve el realismo mágico a través de un viaje hacia el abismo. El terror y el miedo seducen al lector en ‘El escultor de almas’ y en la historia que da nombre a este conjunto de cuentos ‘Unas pocas palabras verdaderas’ comprendemos que la vida se puede escribir en unas pocas líneas, que la región más piadosa de la memoria es el olvido, así como que nadie puede mandar sobre su corazón. También este cuento parte de un hecho real…la aparición, en un bosque, del cadáver de una mujer que lloraba.

Por alguno de estos cuentos Abella recibió premios como Hucha de oro, Encarna León y Emiliano Barral.
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Fuente del artículo: Enclave - Revista Cultural de Castilla y León

2 comentarios:

Franciso dijo...

Espero que el libro haga honor a la crítica. Dejaré mi comentario cuando lo lea.
Salu2

Franciso dijo...

Recibí el libro el lunes y terminé de leerlo ayer, miércoles. Es decir, que no lo he leído de un tirón, pero casi. Sin embargo, tiene razón la crítica de F. Alcántara: es un libro intenso, para saborearlo despacio. Además es un libro con muchas páginas y con cuentos largos, no muy acordes con la moda actual de relatos hiperbreves y cuentecillos light. El estilo es depurado y preciso, sin florituras, con la poesía justa. Hay relatos estremecedores, "Piernas" por ejemplo, o "El escultor de almas", o el que da título al libro. Otros, como "La ceguera del escribano" o "El ladrón y la llave" me han resultado muy divertidos. Pero cuesta elegir uno. El último "La ciudad sumergida" me parece precioso.
Mi enhorabuena por este libro, que merece ser leído y que yo trataré de difundir en la medida de mis posibilidades.

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